Esta investigación se realizó en los Balcanes el último trimestre de 2017. Es una exclusiva del Observatoire du journalisme y ha sido financiada por nuestros lectores.
La carrera fulgurante de David Petraes, sucesivamente comandante jefe de las fuerzas internacionales en Irak y Afganistán, director de la CIA, dirigente del gigante financiero KKR y magnate de los medios de comunicación, encarna una nueva forma del poder militar–de seguridad–financiero–mediático.
Una carrera que, sin embargo, pareció conocer un abrupto término cuando un escándalo sexual le obligó a Petraeus a dimitir de la CIA en 2012. Adulterio agravado por el hecho de que el general de cuatro estrellas había mentido durante la investigación, y sobre todo había filtrado secretos de Estado a su amante. Fue condenado a dos años de cárcel con sobreseimiento de la pena y a una multa de 100.000 dólares: una bagatela en comparación con casos similares, como el de Edward Snowden, que divulgó, según él, informaciones mucho menos confidenciales. Petreus salió adelante del mal paso. Seis meses después del escándalo fue contratado por el mastodóntico fondo de inversiones Kohlberg, Kravis, Roberts & Como. L. P. (KKR) para dirigir su Global Institute creado hacía poco.
Los Bárbaros de Wall Street
En los años 1979 y 1980, el KKR era el pionero del LBO, un “operación de compra por apalancamiento”, es decir, mediante endeudamiento masivo. El inventor de la idea, Jerome Kohlberg, que pronto se inquietó por “la arrasadora codicia que impregna la vida mercantil”, abandonó el fondo que había creado y al que sólo le dejó la K al frente de sus siglas. Después de su partida, fue la segunda K, Heny Kravis, quien hizo explotar los LBO, dándole a KKR el poco halagador nombre de “Bárbaros de Wall Street” (el best–seller y la película Barbarians at the Gate están dedicados a su histórico LBO sobre RJR Nabisco). Siguieron siendo los campeones de este método, pese a que el mismo conduce a menudo a trocear o incluso a hacer quebrar a las empresas adquiridas, como sucedió con su otra LBO histórica: Energy Future Holdings. El mismo método es practicado actualmente por Patrick Drahi, quien ha construido su imperio mediático sobre la base de una colosal deuda.
A finales de 2016, Donald Trump pensó en la posibilidad de nombrar a Petraeus jefe de la diplomacia estadounidense, pero el hombre se quedó en KKR en calidad de socio. Kravis y Petraes también son miembros del Council on Foreign Relations y participan regularmente en las reuniones del Club Bildeberg. Kravis figura en el puesto 38º de la lista de judíos más ricos establecida por el Jerusalem Post.
Empieza la invasión
Tan pronto como pasó al mundo de los negocios, el antiguo funcionario dio muestras de sus capacidades ampliando la ya impresionante cartera de KKR. En 2013 el fondo efectuó su primera inversión directa en la región de Europa central y de Europa del Este al comprar United Group (SBB/Telemach) por una suma nunca divulgada, pero que se considera superior a los mil millones de dólares. United Group reunía a las principales operadoras del cable, del satélite y de Internet de la antigua Yugoslavia, con casi dos millones de abonados:
SBB (Serbia Broadband): la principal operadora de cable y proveedora de acceso de Internet en Serbia, con 700.000 abonados;
Telemach: la principal operadora de cable y proveedora de accesos a Internet en Eslovenia y en Bosnia–Herzegovina;
Total TV: la primera red de televisión por satélite de Serbia, presente en los seis país de la antigua Yugoslavia;
NetTVPlus: la principal proveedora de servicios de telecomunicación en Internet;
United Media: las cadenas de televisión Sportk klub, Cinemania, Ultra, Mini ultra, Lov i ribolov;
CAS Media: la principal agencia de compra de espacios publicitarios para la televisión por cable y satélite.
El año siguiente, en 2014, KKR fortaleció su poder. A través de United Group compró el gigante de la diversión “turbo–folk” Grand Production, así como la participación de control de la operadora de cable montenegrina BBM. Se convirtió en coproprietario del primer periódico digital de Serbia, Blic.rs., al adquirir el 49% de Ringier Digital, S.A., la filial digital del grupo de prensa suizo. Finalmente, KKR lanzó su propia cadena de televisión regional, N1 TV, socio exclusivo de CNN, con estudios en Belrado, Zagreb y Sarajevo. Mediante esta controvertida operación, United Group se hizo tanto con la distribución como con la producción de contenido. En 2015, el grupo creó otro precedente con la primera adquisición de una red móvil —Tusmobil Eslovenia— por una operadora de cable. En 2017 compró las actividades de Central European Media Enterprises (CME) en Croacia y Eslovenia, entre las cuales figura TV Nova, la cadena más vista en Croacia, cuyo telediario nocturno obtiene las principales audiencias, así como POP TV, cuyo telediario de 24 horas es el principal programa informativo de Eslovenia. Durante este tiempo, United Group siguió ampliando sus actividades en la telefonía fija y móvil, absorbiendo a sus competidores, entre los cuales figuran BHB Cable TV (Bosnia–Herzegovina), Más–kabl (Montenegro) e Ikom (Serbia).
¿Quién esconde a quién?
Los “bárbaros financieros” dirigidos por Petraeus han constituido un auténtico imperio mediático, pero lo han hecho muy discretamente, impidiendo cualquier examen público. Algunas raras investigaciones, tardías y timoratas han acabado, sin embargo, revelando algunos detalles.
En 2015, un informe sobre la estructura de la propiedad y el control de los medios de comunicación en Serbia, elaborado por el Consejo por la Lucha contra la Corrupción en Serbia, identificó la falta de transparencia de la propiedad de los medios de comunicación como el principal problema existente. El año siguiente, la estructura accionarial de United Group fue investigada por el periódico esloveno Delo en cooperación con Organized Crime and Corruption Reportin Project (OCCRP).. Su artículo “En el lado oscuro de Telemach” permitió finalmente a la población de la región echar un vistazo tras los bastidores de su principal fuente de informaciones. Encontraron todo un laberinto de fantasmales sociedades offshore instaladas en los paraísos fiscales para camuflar a sus auténticos propietarios y circuitos financieros.
Una semirrevelación: el camuflaje es serbio
El gran objetivo de esta investigación era el serbio Dragan Sola. En 2000 había creado KDS, una operadora de cable local en Kragujevan (Serbia) y cuyas riendas directivas siguió manteniendo mientras su start–up local subía vertiginosamente, convirtiéndose en SBB en 2002, en SBB/Telemach en 2012, y en United Group en 2013. Nada de aquello era secreto. El verdadero descubrimiento de la investigación fue que habría conservado un 20% de las acciones, escondidas tras la sociedad Gerrard Enterprises que habría creado en 2001 en la Isla de Man.
Este “rey del cable”, regularmente “indisponible para los medios”, nuevo magnate empresarial en medio de un devastado paisaje económico, es un flamante nuevo rico entre sus empobrecidos compatriotas, con sus jets privados, su chalet en el Lago de Ginebra y su terreno de golf que perteneció al rey de Yugoslavia (también el tren de vida de Petraeus ha dado de qué hablar hasta en artículos del HuffPost y del Washington Post). Serbio en una región donde las rivalidades regionales siempre son de actualidad, ilusionista que abre tres sociedades offshore al día y hace desaparecer y luego reaparecer millones de euros como por ensalmo, todo ello sin pagar impuestos: son éstas suficientes razones para que los periodistas de Delo y los que les siguieron los pasos (National, Jutarnji list, Ekspres…) enfoquen las luces sobre Solak. Había menos riesgo que si se les seguía el rastro a las piezas de caza mayor.
El papel de los embajadores de Estados Unidos
La investigación de Delo que tenía por objetivo poner de manifiesto los diversos tentáculos de la estructura de propiedad de United Group, dejó clara una cosa: los propietarios se camuflaban tras una serie de pantallas. Menos claro resultaba saber si Solak formaba parte de los propietarios o era una simple pantalla. Solak no operaba solo. Sus financieros del otro lado del Atlántico, entre los que figuraba KKR, eran socios mayoritarios en todas las operaciones. Son ellos quienes lo pusieron al frente de United Group y velaron por su vertiginoso ascenso desde el comienzo, como lo atestigua un telegrama de la embajada norteamericano en Belgrado revelado por Wikileaks. Es de lamentar que no se haya tomado en consideración dicha información, pese a encontrarse en Internet desde el comienzo.
El telegrama de 2007 está dedicado específicamente a la situación de SBB, a partir de su mismo título: “Actuación de Serbia Broadband en un ambiente hostil”. Solak figura como el principal interlocutor de la embajada, hasta el punto de que cabe plantearse diversas preguntas sobre la naturaleza de su relación con la diplomacia norteamericana. Quien firma dicho documento, el embajador Michael Polt, transmite las inquietudes de Solak a Washington, adjuntando su informe sobre los esfuerzos norteamericanos —tanto de diplomáticos como de inversores— a fin de solucionarlo. Su pretexto: combatir el dominio del mercado ejercido por la operadora pública Telekom, que “utiliza tácticas agresivas e influencia política” para asegurar su posición monopolística. Actualmente se entiende que el embajador hacía exactamente aquello de lo que acusaba a Telekom, pero a favor de SSB. El telegrama data del 1º de junio de 2007. El 27 de junio se anunciaba la histórica firma del primer LBO en Serbia: la compra de SBB por Mid Europa Partners.
El sucesor de Polt, Cameron Munter, prosiguió su carrera postdiplomática en Mid Europa como consejero de SBB–Telemecha durante las negociaciones con Petraeus en 2013. El predecesor de Polt, el famoso William Montgomery, el primero que fue nombrado después de la intervención de la OTAN en 1999 y de la revolución de colores del 5 de octubre de 2000, el cual ejercía su influencia a la manera de un procónsul imperial, era socio comercial de Brent Sadler. Este último, corresponsal de la CNN en Belgrado en la época de los bombardeos, es actualmente presidente de la CNN en Europa del Este.
Enemigos convertidos en compañeros
El gabinete de asesoramiento Montgomery Sadler Matic & Associates (MSM & Associates) reunía a un trío increíble: el exembajador y el experiodista norteamericano se hicieron compañeros de Goran Maric, ministro federal yugoslavo de Información en 1998 y 1999. Su homólogo serbio en el mismo periodo era el actual presidente de Serbia Aleksanda Vucic.
Inmediatamente antes de los bombardeos, Matic criticaba a los medios de comunicación al servicio de los amos extranjeros: “la situación es muy clara: el propietario paga, el propietario pide la difusión de ciertas informaciones”. Cuando la OTAN atacó, fue él quien declaró a la CNN: “Estamos dispuestos a combatir al agresor”. Cuando fue bombardeada la Radiotelevisión de Serbia el 23 de abril de 1999, causando 16 muertos, la BBC le atribuía ests palabras: “Es un monstruoso crimen sin precedentes en la historia”. En el informe menos prolijo de su futuro compañero Sadler en la CNN, estas palabras quedarán reducidas a dos palabras: “acto criminal”. El 3 de mayo, jornada mundial de la libertad de prensa, la OTAN arrasó otra televisión, la Radiotelevisión de Novi Sad. Desde entonces ambos exministros dieron un vuelco total respecto a su antiguo enemigo, siendo particularmente espectacular el vuelco dado por Vucic. Su partido contrató por lo demás a Montgomery como consejero y, una vez en el poder, su gobierno hizo lo mismo con Tony Blair, cuando en 1999 estas mismas personalidades lo trataban de bestia negra. También en 2005 Vucic escribió un artículo favorable respecto a una monografía elegantemente titulada La maricona inglesa de Tony Blair (sic). El exnacionalista mantiene también una estrecha amistad con otros protagonistas de la agresión contra su país, Gerhard Schroeder y Bill Clinton.
Los generales inversionistas
En cuanto a Patreus, luce una medalla de la OTAN para la exYugoslavia. En 1999 participó como lugarteniente del general Hugh Shelton, jefe del Estado Mayor de los ejércitos estadounidenses, en la planificación y la coordinación de los bombardeos. Antes de volver como inversionista, Petraeus ya estaba presente en la región en 2001–2002 como jefe adjunto del Estado Mayor de la fuerza de estabilización (SFOR) de la OTAN en Bonia-Herzegovina, y como comandante adjunto de una unidad clandestina contraterrorista encargada de capturar a los serbios buscados por La Haya, antes de que el 11 de septiembre perturbara la situación al transformar a los aliados yihadistas en enemigos supremos. “Ahí fue donde se trazó su evolución futura”, afirma Fred Kaplan en su biografía The Insurgents: David Petraeus and the Plot todo Change the American Way of War (2013, p. 65).
Su colega con cuatros estrellas, Wesley Clark, comandante jefe de la OTAN durante los bombardeos de Yugoslavia, también ha pasado al mundo de la gran empresa (como Odierno, McChrystal o Mullen. Recordemos que desde 1961, Eisenhower había lanzado advertencias contra el complejo militaro-industrial). Westley Clark preside el grupo canadiense Envidity Energy Inc., que negocia, en medio de mil controversias, la explotación de muy importantes yacimientos de carbón del Kosovo “liberado” por sus tropas. Aunque a escondidas, Petraeus era el principal negociador del fondo KKIR en la readquisición de United Group en 2013. Se reunió varias veces con el primer ministro serbio Aleksandar Vucic, tanto pública como privadamente.
Los millones de Soros o cómo subir vertiginosamente
El telegrama de Wikileaks también hace referencia a un momento esencial en la ascensión de United Group. En 2002, la pequeña start-up de Solak dispuso de una oportunidad absolutamente extraordinaria. Consiguió atraer una inversión de 10 millones de dólares de Southeastern Europe Equity Fund (SEEF). El gestor del fondo era el Soros Investment Capital Management, ulteriormente nombrado Bedminster Capital Management, fundado por George Soros.
Este multimillonario activista comparte con Kravis (del fondo KKR) algunos rasgos accidentales, como un chalet a orillas del Arlántico, en donde ambos son vecinos, o rasgos menos accidentales, como la pasión por coleccionar operadoras de cable balcánicas.
Fue a partir de la inversión de Soros cuando empezó el crecimiento exponencial de SBB y su vertiginosa inmersión en los opacos meandros de las finanzas internacionales. Después de Soros, el relevo fue tomado por el Bando Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), que invirtió 15 millones en 2004. Este banco “europeo”, cuyo principal accionista son los Estados Unidos, se mantendrá como copropietario y coinversionista de United Group hasta ahora, a finales de 2017.
El fondo de Soros se diversificará en SEEF I y II, que figurarán al mismo tiempo como comprador y vendedor en la readquisición de SBB en 2007 por Mid Europa. En 2014, esta sociedad privada de inversiones dirigida por antiguos altos funcionarios del Banco Mundial y del FMI se vanagloriaba de haber triplicado sus inversiones gracias a la exorbitante suma pagada por KKR.
A George Soros (cuyo apellido original es Schwartz) su padre esperantista le cambió su apellido. La palabra “soros” significaría en este idioma “subiré vertiginosamente”: un buen augurio para el pequeño György, así como para la start-up Solak a la que apoyó tan previsoramente.
Pero ¿quién ayudó a Soros al comienzo de su carrera? La inversión inicial para su start-up Double Eagle Fund, nombrada ulteriormente Quantum Fund, fue proporcionada por Georges Karlweiss de la Banque Privée, S. A. de Lugano, propiedad del barón Edmont de Rothschild (véase el artículo suprimido del Washington Times). Según el Time Magazine, “pronto los Rothschild y otros ricos europeos invirtieron otros 6 millones de dólares”. Así es fácil subir vertiginosamente, como el futuro lo probará.
Pródigas inversiones en deficitarios medios de comunicación
Hasta los financieros sin fe ni ley obedecen a una sacrosanta ley: hacer beneficios. Ahora bien, no apunta por ningún sitio el retorno de inversión de KKR en los medios de comunicación de los Balcanes. El sector experimenta tantas dificultades que incluso las mejores adquisiciones como SBB en Serbia y Nova TV en Croacia no paran de generar pérdidas.
En el caso de SBB, la astronómica inversión de KKR en 2013 no mejoró la situación. Por el contrario, los informes anules de que se dispone indican un constante aumento de las pérdidas. En millones de euros: 33M en 2010, equilibrio en 2011, luego 10,5M de pérdidas en 2012 y 1,4M en 2013. Por último, 29M en 2014, 33M en 2015 y 35M en 2016. Como se ve, el año 2016 bate todos los récords con treinta y cinco millones de pérdidas.
¿La explicación? Al comprar medios de comunicación, Petraeus compraba influencia. Se plantea por tanto la siguiente pregunta: ¿qué tipo de inversionista se quedaría contento cuando su fondo le explicara: “Ya no tenemos ni los mil millones que invirtió usted, ni el perfil que prometimos, pero hemos ganado influencia mediática en Europa del Este”? Resulta difícil imaginar que tal explicación pudiese complacer a jubilados del fondo de pensión de Oregón. En cambio, más de un conocido de Petraeus en Bilderberg se podría contentar con tal justificación.
Otra explicación: se habrían hinchado los gastos para poder declarar pérdidas que en realidad no existen. Gracias a su balance negativo, SBB no ha pagado ni un céntimo de impuestos durante años, y ello a pesar de unos ingresos de 170 millones de euros tan sólo en 2016. Los daños para el presupuesto nacional serbio podrían alcanzar las ocho cifras en euros.
El Estado no se mete en sus negocios
Los grandes perdedores de este turbio esquema son en primer lugar los ciudadanos, que son los principales creadores de la riqueza que United Group desvía a los paraísos fiscales, los cuales ciudadanos sí pagan sus impuestos. Está por otra parte la competencia, que no tiene ninguna posibilidad de rivalizar con el privilegiado peso pesado del mercado, con su fuerza financiera, su fiscalidad cero, su cartelización transfonteriza y su programación CNN; y por último, los Estados, que renuncian a percibir los impuestos. Y ya no hablemos de su obligación de proteger tanto la libre competencia como a los ciudadanos.
Los Estados serían los más indicados para inspeccionar las actividades de KKR. Sólo ellos podrían sancionar las prácticas ilegales y llenar las lagunas legislativas.
En cambio, los Estados decidieron taparse los ojos. A día de hoy, las únicas revelaciones sobre el imperio mediático de KKR han sido efectuadas por organismos e individuos del ámbito no gubernamental. Respecto a los cambios legislativos, no han hecho otra cosa que ampliar las lagunas, como lo indica el informe de South East European Media Observatory que lleva el explícito título de “Las grandes potencias han adaptado la legislación serbia sobre los medios de comunicación a las necesidades de la ‘CNN balcánica’ “.
La Unión Europea como grupo de presión
En 2014, el Estados serbio y KKR parecían encaminados a afrontarse. KKR preveía el lanzamiento de su nueva cadena N1 TV en su red SBB Telemach, dentro de su principal sociedad United Group. Al mismo tiempo, el gobierno publicó sus proyectos legislativos sobre los medios de comunicación. Ahora bien, lo uno excluía lo otro, pues las leyes prohíben a un distribuidor ser también creador de contenido. La prohibición parece lógica: el distribuidor favorece a sus cadenas en detrimento de la competencia. Algunos años atrás el mismo principio había sido impuesto por la UE a la televisión pública RTS, que tuvo que renunciar a su red de distribución. Sin embargo, esta vez el criterio de Bruselas será el opuesto, o más exactamente se verá invertido por el lobby del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (copropietario de United Group) y del gabinete Gide Loyrette Nouel contratado para dicho asunto. Después de un nuevo encuentro con Petraeus, el primer ministro serbio zanjó solemnemente la cuestión: la N1 es bienvenida a Serbia. El Estado dimitió entonces de sus funciones.
Es el nuevo texto de ley dictado por los banqueros y los abogados a través de la administración bruselense, y no el texto original surgido de un proceso electoral y participativo, el que se aprobará en agosto de 2014. El pueblo sale de la escena y entra la oligarquía financiera transnacional, la cual le tuerce el brazo a una asamblea qui ni siquiera piensa en defenderse.
Epílogo: N1TV fue lanzada desde octubre de 2014. En marzo de 2017, la operadora de cable SBB sacó a la televisión más vista, la cadena pública RTS1, del primer puesto que ocupaba en la clasificación de las cadenas. Su lugar, incuestionado desde los comienzos de la televisión, se lo da a N1 TV.
¿Influencia el propietario a sus medios de comunicación?
Cuando la OTAN bombardeó la RTS en 1999, su argumento se basó en la idea de que una televisión emite necesariamente la propaganda de su propietario. Como este propietario era el Estado enemigo, y como la propaganda formaba parte de la guerra, la OTAN concluyó que la televisión era un arma de guerra y, por tanto, un legítimo objetivo de sus ataques.
También N1 tiene propietarios. Incluso hay un general que estuvo comprometido en la misma guerra. En cuanto a la propaganda, sus comunicados respecto al cambio de la numeración daban ejemplos escolares de manipulación. El título “Creciente presión política para bajar N1 en la red SBB” (N1, 2017) da a entender que la cadena de KKR se ve desfavorecida, cuando en realidad es mimada. N1 también se convierte en campeona del bulo en materia de cálculos. En 2016, sus informaciones cuadriplicaron la participación en una manifestación apoyada por ONGs americanas, mientras que fue dividido por treinta (sic) el número de manifestantes antiOTAN. En las elecciones presidenciales serbias de 2017, la televisión se convirtió en centro informativo de determinados candidatos, mientras que otros fueron simplemente omitidos.
Guerrero de las percepciones
La defenestración de la democracia por parte de KKR a favor de su “CNN balcánica” será explicada por Petraeus en términos de “desarrollo de los valores democráticos”. Fue la única vez en que un jefe de N1 se explicó sobre N1, cosa que hizo exclusivamente ante los periodistas de N1. No le tembló la voz al resaltar su objetividad y su independencia.
Si tales declaraciones se hallan en las antípodas de la realidad, es porque ahí nos volvemos a encontrar con el especialista de las guerras de percepción.
“En realidad, nada es más importante en las cuestiones internacionales que las representaciones históricas y las percepciones que los hombres se hacen en sus cabezas.” Esta frase abre el primer artículo académico de Petraeus en 1986, así como su tesis doctoral, leída el año siguiente en Princeton. Desde entonces, el militar-sabio se ha convertido en campeón de una reorientación del ejército estadounidense. Lo prioritario debería pasar de la guerra convencional a la contrainsurrección, bajo el lema de “ganar los corazones y los espíritus”. En 2006 expuso su doctrina en un manual militar que se hizo famoso (FM3-24 Counterinsurgency). Irak y Afganistán serán los laboratorios en los que aplicará su teoría al asumir el mando supremo entre 2007 y 2011. Una vez cumplida su misión, ya pudo dejar el ejército al que revolucionó después de una carrera muy bien diseñada. Cadete de West Point, corteja a la hija del teniente general. Luego sigue avanzando a la sombra de los comandantes Galvin, Vuono y Shelton. Antes del escándalo de carácter sexual de 2012, se puso a bien con los medios de comunicación, los cuales le dedicaron artículos muy elogiosos (amablemente denominados “felaciones” en la jerga periodística americana). Su encanto sólo encontró algunos detractores, como el almirante Fallon, que lo habría tratado de un “sinvergüenza lameculos”.
Conquistar los corazones y los espíritus
Corresponsal epistolar con el general Marcel Bigeard y ávido lector de Centurions, de Jean Larteguy, Petraeus admite gustoso sus influencias francesas, especialmente la del teórico David Galula. Ello no le impide a un compañero de armas francés, el general Maurice Druart, denunciar su divisa “ganar el corazón y los espíritus” como “un planteamiento de merchandising opresivo sobre la población” (ver el excelente estudio del ejército francés Ganar los corazones y los espíritus, CDEF, 2010, p. 57).
El verdadero sentido de esta expresión es definido por el manual FM 3–24 de la siguiente manera: “Corazones” significa persuadir a la población de que su principal interés estriba en el triunfo de la contrainsurrección. “Espíritus” significa convencer a la población de que la fuerza puede protegerlos y que la resistencia es inútil. Subrayemos que carece de importancia la simpatía de la población por las tropas de ocupación. Lo que cuenta no es la emoción, sino el cálculo basado en el interés. La sección “Los medios de comunicación y la batalla de las percepciones” ofrece preceptos casi orwelianos: “Escoged con cuidado las palabras (…). Por ejemplo, la fuerza de contrainsurrección, ¿constituye una fuerza liberadora u ocupante?”.
Experto en este tipo de doble pensamiento, Petraeus persiste en hablar de “victoria” en Irak, pese a que la intervención constituyó una flagrante catástrofe: la región se halla sumida en el caos, los motivos que se invocaron para intervenir han resultado ser falsos y no se han alcanzado los objetivos propuestos. En la realidad, el modelo Petraeus de contrainsurrección asocia una gran manipulación y una gran violencia: guerra civil, bombardeos aéreos, intervenciones nocturnas, ataques de drones, tortura. Esta realidad emerge difícilmente en los medios de comunicación que parecen obedecer, también ellos, al manual de Petraeus (sección “Explotar una narración única”).
El año 1986 fue un año crucial para Petraeus: se hizo teórico de la contrainsurrección, miembro del Council on Foreign Relations, al tiempo que conocía a James Steele, un veterano del programa Fénix en Vietnam. En comunicación directa con Petraeus, Steele formará a los escuadrones de la muerte y centros de tortura en Irak.
Espionaje y manipulaciones en Internet
En 2010, Petraeus contrató el primer ejército de trolls en Internet (“La operación de espionaje estadounidense manipula las redes sociales”, Guardian, 2011). Su centro directivo CENTCOM lanzó un concurso para un software de gestión de identidades on line que permitiría a 50 usuarios usar 500 cuentas falsas (sonck-puppets) “sin temor de ser descubiertos por sofisticados adversarios”.
Algunos años más tarde, prácticas idénticas efectuadas por Rusia son atacadas duramente por numerosos periodistas, pero omitiéndose sistemáticamente el ejemplo norteamericano que fue el que instituyó tales prácticas. Así un artículo del Obs-Rue 89 enumera cinco países implicados omitiendo en dicha lista a Estados Unidos.
El militar que es Petraeus comprende muy bien que las tecnologías de información son indispensables para las operaciones de inteligencia. Jefe de la CIA, advierte: “se os espiará a través de vuestro lavavajillas” (Wired, 2012). Como magnate de los medios de comunicación sigue tan belicoso como siempre: “El ciberespeacio es un campo de guerra totalmente nuevo” (BBC, 2017). Milita sobre todo a favor de un control creciente de Internet.
El control masivo de Internet por parte de los servicios de inteligencia angloamericanos, revelado por Edward Snowden, pasa a ser de plena actualidad en el momento en que Petraeus dirige la CIA. Figuran proyectos como PRISM, que permite acceder directamente a los servidores de los gigantes Google, Facebook, Apple, Microsoft y otros; o Muscular et Tempora, que infiltran directamente los cables de fibra óptica.
En los Balcanes, una gran parte del tráfico Internet se realiza a través de los proveedores comprados por Petraeus. Un estudio serbio sobre las “infraestructuras invisibles” ha establecido que todo el tráfico conducía a un único punto: “Si se desea examinar, filtrar o conservar todo el tráfico nacional que transita por la red de SBB, esto es algo que se puede hacer utilizando tan sólo este único punto”. Sucede que este punto está en poder de KKR.
¿Para qué infiltrar, si se puede poseer?
Dinero público y dinero privado
Las guerras de Petraeus representan costes considerables no sólo en términos de vidas humanas, sino también para los contribuyentes. Estos costes no se estiman en miles de millones, sino en billones de dólares. ¡Algo nunca visto! Sumas sin precedentes han acabado asimismo en las manos de las empresas privadas (“Subcontratistas privados se hacen con 138.000 millones de dólares de la guerra en Irak”, Financial Times, 2013) para servicios civiles (Halliburton KBR), pero también militares (Blackwater) o de inteligencia (Bell Pottinger). La guerra se ha privatizado, de donde la sección “Multinacional y sucontratistas” en el manual de Petraeus. Comandante jefe, Petraeus ya disponía de colosales sumas y trataba directamente con las empresas privadas. Pero ¿quién manda verdaderamente cuando la principal fuerza militar se sobreendeuda para pagar sus guerras: el comandante o el financiero?
Conclusión: del ejército a las finanzas, una promoción
Toda su vida, Petraeus ha desarrollado su carrera cortejando al poder mejor situado. Su paso desde las cumbres del ejército y de los servicios de inteligencia hasta las finanzas se suele considerar como una especie de retiro o de dimisión. Más bien habría que verlo como una promoción.
La carrera de David Howell Petraeus sigue la misma línea ascendente y el mismo hilo conductor: la manipulación de las percepciones. Su caso ilustra un cambio radical del mundo de la información. Antes de él, nadie podía imaginarse que un antiguo jefe de los servicios de inteligencia estuviera al frente de los medios de comunicación de un país que había contribuido a destruir. General enemigo, jefe de los servicios secretos y especialista de la propaganda, se impone en los medios de comunicación de la nación agredida, so pretexto de garantizar en la misma una información objetiva: ¡menuda hazaña! Pero nada les choca a los corazones y a los espíritus conquistados.
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